Esta práctica se popularizó en los últimos tiempos, ya que no merecía la pena perder el componente por ganar unos pocos megaherzios. El overclocking ya está más avanzado y permite forzar los componentes aún más (muchas veces cerca del doble) sin que pase nada, siempre que tengan una buena refrigeración. Este aumento de velocidad produce un mayor gasto energético, y por tanto, una mayor producción de calor residual en el componente electrónico. El calor puede producir fallos en el funcionamiento del componente, y se debe combatir con diversos sistemas de refrigeración (por aire con ventiladores, por agua o con una célula Peltier unida a un ventilador). A veces, los fallos producidos por esta práctica, pueden dañar de forma definitiva el componente, otras veces, pueden producir un reinicio que conlleva la pérdida de datos de las aplicaciones abiertas, o en algún caso, la pérdida del sistema de archivos entero. Esta práctica está muy extendida entre los usuarios de informática más exigentes, que tratan de llevar al máximo el rendimiento de sus máquinas. Los consumidores menos atrevidos suelen comprar componentes informáticos de bajo coste, forzándolos posteriormente y alcanzando así el rendimiento esperado por los componentes de gama más alta. Por otro lado, los consumidores más fanáticos pueden llegar a adquirir componentes de última hornada para forzar su funcionamiento, y conseguir así pruebas de rendimiento inalcanzables para cualquier equipo de consumo. Por este motivo, la mayoría de los fabricantes decide no incluir en la garantía de su hardware los daños producidos por overclockearlos. Hoy en día fabricantes de hardware producen sus productos desbloqueados para permitirles a los usuarios realizar overclock sobre los mismos. Es el caso de, por ejemplo, placas de video, microprocesadores, etc. El calor es uno de los principales enemigos de todo aparato
electrónico, por lo que debemos ocuparnos de eliminarlo en la mayor
medida posible de nuestro sistema. Existen técnicas para aumentar la
disipación de calor, pero requieren de conocimientos, algo de dinero y
en ocasiones de imaginación. En primer lugar debemos
refrigerar el componente el micro en cuestión, aunque la tarjeta
gráfica también puede calentarse bastante. Para ello, existe un
disipador de calor sobre el micro, que absorbe el calor por su
superficie y lo expulsa, ayudado por un ventilador para evitar que se
estanque ese aire caliente cerca del micro. Cuanto mayores sean el
disipador y el ventilador, mejor.
Existen ventiladores que permiten controlar su velocidad de rotación o
la temperatura del disipador con el que están en contacto, algo
realmente importante. Otros dispositivos que pueden ayudar
mucho cuando se realiza overclocking son las células Peltier. Estos
curiosos aparatos son unas láminas que, al ser atravesadas por la
corriente eléctrica, hacen que una de sus caras se enfríe, mientras que
la otra se calienta (por lo que en esa cara resulta necesario seguir
colocándo un disipador y un ventilador). Estos aparatos son muy
eficaces, pero también caros, consumen mucha potencia eléctrica y son
difíciles de encontrar . Por lo general, tendremos que acudir a sitios
web en Internet (como www.3dfxcool.com o www.computernerd.com) donde
podremos encontrarlos a buen precio junto con toda una serie de
accesorios: resinas termoconductora para que el micro y el disipador
hagan un buen contacto, ventiladores para tarjetas gráficas,
ventiladores para disco duro... De cualquier modo, todo esto
no servirá de nada si no expulsamos el calor al exterior de la carcasa
del ordenador. Hay que tener en cuenta que el disipador y el ventilador
no hacen que el calor desaparezca, sólo lo trasladan de sitio, pero tan
dañino es cerca del micro como acumulándose dentro de la carcasa sin
poder salir. Para que
la refrigeración sea perfecta, lo ideal es tener un ventilador que
introduzca aire frío y otro que lo expulse. En un equipo normal, la
fuente de alimentación suele sacar el aire caliente, pero no suele
haber un ventilador de entrada. Así que será conveniente comprar un
ventilador e instalarlo en la parte frontal de nuestro ordenador, donde
generalmente ya hay unos taladros preparados para un ventilador de 8x8
cm. En cualquier caso, no olvidemos dos puntos: uno, que el
aire caliente sube, así que la salida de aire debe estar arriba (NUNCA
situada debajo de la entrada de aire frío); y dos, que existen pocos
esquemas de ventilación tan efectivos y baratos como abrir la carcasa
del ordenador. No es muy estético (bueno, hay gustos para todos), pero
funciona muy bien. Debemos de tener en cuenta, que al
aumentar la frecuencia de reloj también aumentamos el consumo de
energía, y que al añadir ventiladores podemos sobrepasar la capacidad
de la fuente de alimentación. El problema principal es que simplemente el ordenador no funcione.
Subir la velocidad a un procesador no es magia: Puede resultar, pero
puede no hacerlo. Si forzamos el micro demasiado, normalmente se negará
a arrancar, tendremos bloqueos ocasionales o algunos programas no
funcionarán, etc. Además, en caso de que funcione en primera instancia,
puede ocurrir que más tarde el micro de problemas debido a tres
características de los circuitos electrónicos:
Por
todo ello hay que tener en cuenta que podemos dañar gravemente al
ordenador, al hacerlo funcionar muy por encima de sus posibilidades. Fuente original: http://es.wikipedia.org/wiki/Overclocking Esta información esta sometida a la Licencia de documentación libre de GNU |
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